jueves, 5 de mayo de 2011

DANIEL LUQUE arranca una oreja en La Maestranza


Ana García
Un Luque firme, capaz, dispuesto, valiente, sereno. Un Luque que sabía que era tarde de llevarse algo más que ovaciones de Sevilla. Un Luque que restó importancia a mansedumbres, que hubo de correr tras los astados y ceder a los antojos del sexto de la tarde, y acompañarlo a tablas después de haber intentado llevárselo a los medios, y una vez arrinconado en la madera, supo crearse su espacio. Un espacio para el arte, para pases ideados de donde nada podía sacarse. ¿Nada? Lances inventados, muletazos robados que, lejos de quedar sueltos, compusieron firmes tandas. ¿De dónde? Del tesón, de las ganas. De ese afán por demostrar el lugar que se desea ocupar y por mostrar cómo se asciende en el camino hacia una temporada en que merecerá copar un puesto en cada gran plaza. Por lo pronto, una oreja cortada a ley en La Maestranza.

Buena suerte.

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