martes, 12 de octubre de 2010

Las Ventas de Madrid: 5 orejas, la estadística y la ecuanimidad


Cinco orejas, cinco, se concedieron el sábado 2 de octubre de 2010 en la Plaza de Toros de Las Ventas de Madrid. En la “corrida del arte”, Juan Mora cortó tres, Curro Díaz una y Morenito de Aranda otra.

No sería nada extraordinario; se pueden cortar doce en una tarde de toros. Si siempre fuera así, todos contentos.

Pero es que en las otras 38 corridas de toros celebradas este año 2010 en la misma plaza sólo se han cortado nueve orejas, nueve.

Un pequeño detalle estadístico:
“Corrida del arte”: Cinco orejas en seis toros (orejas cortadas por toro: 83%)
Resto de la temporada: Nueve orejas en 228 toros (orejas cortadas por toro lidiado: 4%)

Cualquier observador notaría que “algo raro” ha sucedido.

¿Se ha multiplicado por veinte la efectividad de los toreros, la magnanimidad del público o la generosidad de la presidencia?

El toreo es un arte y no se puede medir, pero las orejas son los trofeos que sirven de indicador de lo acontecido en el ruedo y hay que mantener criterio.

Cinco orejas en toda la Feria de San Isidro 2010; tres orejas en la Feria del Aniversario; cinco orejas en la tarde de Juan Mora de la Feria de Otoño.

Los triunfalistas gritan que se ha visto en una tarde más que en el resto de la temporada; “borrachera de arte” titulan algunos.

La corrida de Torrealta, noble, bien presentada, con romana, con fuerza, fue buena, se dejó torear, una gran corrida, pero tampoco fue extraordinaria.

Un natural larguísimo de Juan Mora levantó de sus asientos a parte del público. La rapidez en entrar a matar y el acierto de la estocada arrastraron al resto de la plaza y a la presidencia. Se partieron las varas de medir y en toda esa tarde los criterios de Madrid fueron diferentes a los que se han aplicado el resto del año. La mejor faena la firmó Morenito de Aranda con su mano izquierda en el sexto, pero no la rubricó con la espada.

El listón del público se puso muy bajo, las varas de medir se hicieron añicos, el nivel de exigencia habitual de la plaza desapareció. Volvimos a las “tardes para la historia” jaleadas por la sugestión colectiva.

Si este es el nuevo baremo, ¡viva la fiesta! Nos divertiremos más o, al menos, la estadística hará parecer que así fue.

Pero, por aquello de mantener la ecuanimidad, la equidad y la justicia, debería aplicarse el mismo nivel festivo todas las tardes y a todos los toreros.
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(Datos actualizados a 12 de octubre, finalizada la última corrida del año en Las Ventas).

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