Maripaz Vega Foto: Jessika Kuhn |
Ante un clima nublado y por momentos frío, con algunos pasajes de viento y llovizna a partir del quinto toro, se llevó a cabo la primera corrida de la XXX edición de la Feria Internacional del Caballo Texcoco 2011, en la plaza de toros “Silverio Pérez”, en la cual resultó triunfadora la matadora yucateca Lupita López que cortó una oreja a cada uno de sus dos toros y en la que su homóloga malagueña Maripaz Vega paseó a ley un trofeo de su primero y perdió al menos otro de su segundo por fallar con los aceros, mientras que Hilda Tenorio pechó el peor lote de la corrida al quedarse inválido su primero que se lesiono de salida y lidiar dos más que poco le ayudaron.
El encierro de Magdalena González, aunque bien presentado resultó complicado, del que destacó el primero del lote de Lupita por su nobleza, siendo lidiado un sobrero de San Isidro, que no se prestó para el lucimiento de Hilda Tenorio.
Abrió plaza la matadora española Maripaz Vega toreando a su primero suave a la verónica para rematar con par de bellas medias; con la muleta, extrajo pases de buena manufactura por ambos lados, destacando una tanda ligada por la diestra de mano muy baja, despachando a su contraparte de gran estocada entera, lo que valió el corte de una oreja. Su segundo, el toro más hecho de la corrida, le presentó un complicado crucigrama gracias a su edad y catadura, el cual descifró con valentía, técnica y mucha verdad torera con el carnet en la mano, al que no solo le extrajo pases por la diestra de mucho mérito, sino dominó cuando el toro parecía írsele por delante, demostrando su poderío carácter y casta, más cuando tenía por lo menos una oreja ganada a ley su necedad con los aceros le privó del triunfo, hasta escuchar un par de avisos y retirarse aplaudida por su esfuerzo.
La matadora Lupita López, estrenó su alternativa aprovechando a cabalidad el mejor lote del encierro, compuesto por par de ejemplares nobles que le dejaron estar y con los que se vio pinturera de capa al ejecutar verónicas que detuvieron el tiempo, además de quites como fregolinas, caleserinas, gaoneras y remates de mucho aroma, para posteriormente acentuarse gustosa con la muleta a base de sentimiento y temple, lo que coronó con la espada en par de ocasiones para pasear una oreja por ejemplar, valiéndole su primera puerta grande como matadora con alternativa.
Hilda Tenorio trajo el santo de cabeza; su primero quedó inválido en el primer lance que ejecutó, el que fue substituido por uno de San Isidro, que de capote fincó esperanzas pero con la roja poco se dejó. A su segundo aunque le expuso y extrajo par de tandas jaleadas por el derecho, al cambiarse la muleta de mano no pudo redondear para pincharlo y recibir un aviso antes de despacharlo.
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