Teatro Real. Madrid, 2 de Junio de 2009.
Lleno de no hay billetes.
Juan Diego Flórez. Tenor.
Vincenzo Scalera. Piano.
Juan Diego Flórez, el tenor peruano considerado como número uno del mundo en su repertorio, protagonizó una "espantá" al caerse de los carteles del "Rigoletto" de Verdi, que se representará en los próximos días en el Teatro Real de Madrid, pero ha querido compensar al público madrileño con dos encerronas a título individual.
Lleno de no hay billetes.
Juan Diego Flórez. Tenor.
Vincenzo Scalera. Piano.
Juan Diego Flórez, el tenor peruano considerado como número uno del mundo en su repertorio, protagonizó una "espantá" al caerse de los carteles del "Rigoletto" de Verdi, que se representará en los próximos días en el Teatro Real de Madrid, pero ha querido compensar al público madrileño con dos encerronas a título individual.
La primera de ellas, celebrada hoy, ha supuesto un triunfo incontestable para el diestro que ha abierto la Puerta Grande del Real, saliendo a saludar a la terraza al público que, ante la imposibilidad de conseguir entradas, ha podido seguir su brillante actuación desde la pantalla gigante instalada en la Plaza de Oriente.
Dos enormes faenas. En la primera parte Rossini: La Cenicienta, El Silvano, La orgía y Zelmira.
En el segundo acto, Romeo y Julieta de Gounod, y zarzuelas como La alegría del batallón, El Guitarrico, Los Emigrantes y Doña Francisquita, que, sin menospreciar a nuestro glorioso género chico, fueron novillito facilón en manos de semejante figura del toreo, que remató de forma sensacional con la estocada de Guillermo Tell de Rossini.
Gustándose, y con el público entregado, acabó pidiendo el sobrero y en sucesivos bises pudimos disfrutar del mejor Juan Diego.
La plaza, perdón, el público del Real, terminó levantado de sus asientos, gritando una y otra vez "Bravo" al consagrado tenor, que volverá a actuar en este coso el próximo domingo día 7, también con todo el pescado vendido.
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Dos enormes faenas. En la primera parte Rossini: La Cenicienta, El Silvano, La orgía y Zelmira.
En el segundo acto, Romeo y Julieta de Gounod, y zarzuelas como La alegría del batallón, El Guitarrico, Los Emigrantes y Doña Francisquita, que, sin menospreciar a nuestro glorioso género chico, fueron novillito facilón en manos de semejante figura del toreo, que remató de forma sensacional con la estocada de Guillermo Tell de Rossini.
Gustándose, y con el público entregado, acabó pidiendo el sobrero y en sucesivos bises pudimos disfrutar del mejor Juan Diego.
La plaza, perdón, el público del Real, terminó levantado de sus asientos, gritando una y otra vez "Bravo" al consagrado tenor, que volverá a actuar en este coso el próximo domingo día 7, también con todo el pescado vendido.
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